Facilmente creemos en la publicidad cuando dice que todos podemos ser millonarios. Pero arrinconado en el sótano de nuestra conciencia está el saber de qué no todos podemos serlo. También sabemos inconscientemente que para ser alguien económicamente muy rico es necesario que miles o millones deban ser bien pobres. …Porque no puede ser que yo, pollo irreverente de una metafórica granja, también sea fuerza impulsora en la destrucción de los puentes.